El hecho de vivir rodeados de una rutina cansadora y monótona, en la cual pareciera ser que el mundo se complota para dejarnos inmersos en una ola de mal humor, contracturas y dolores musculares, hace que tengamos que descubrir de alguna manera las mejores opciones para de esa forma encontrar una vía de alivio para esos malestares.
Considerando las diversas técnicas que existen a la hora de calmar cuerpo y mente, no podemos olvidar un milenario procedimiento que nos acompaña hasta nuestros días: la acupuntura.
Esta disciplina proviene nuevamente de los sabios asiáticos, y gracias a ella muchos enfermos consiguen mejorar o curar sus dolencias, sin necesidad de recurrir a una cirugía o a un tratamiento agresivo. En Oriente se aplica desde tiempos inmemoriales como medicina preventiva, acompañada de ejercicio y de una alimentación equilibrada.
Las consultas de acupuntura empiezan mediante la observación del individuo, con un test de preguntas, como cualquier consulta médica. Según esta técnica, nuestro cuerpo posee un mapa de canales energéticos lleno de puntos, a través de los cuales hay una entrada o salida de la energía vital.
Mediante pequeñas agujas, la acupuntura activa los puntos donde se concentra el mayor grado de esa energía corporal, para obtener la curación de la dolencia. Muchas veces, los puntos a tratar con las agujas coinciden con la zona dolorida, pero la mayor parte de las veces no es así. El efecto que ejercen las agujas sobre este tipo de dolencias es sorprendente, dejando al paciente en un estado totalmente relajado, lo cual nota desde la primera sesión.
Además, a la hora de tratar la ansiedad, la acupuntura es muy útil en terapias para problemas de alimentación, como anorexia, bulimia u obesidad, y también en los tratamientos para dejar de fumar.
La acupuntura, entonces, se convierte en una ciencia cada día más famosa y utilizada, con muchos bienes para el hombre de hoy.